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Mitos y Leyendas deAlgunos estados de México

Mitos y Leyendas de Jalisco

En esta sección encontrarás una recopilación de mitos y leyendas que se originaron en la extensión territorial del estado de Jalisco. En este estado el desbordante imaginar popular ha permitido la creación relatos fantásticos que hoy día hacen parte de su rica tradición cultural y cuya difusión ha sido alimentada por la generosa candidez de su gente.



Este estado ha sido escenario de importantes acontecimientos de la historia de México y cuenta con una riqueza topográfica exuberante, lo cual da pie a que historias reales o fantasiosas tomen vida en sus pueblos.
Te invitamos para que te dejes cautivar por las leyendas que se originaron en Jalisco, así que prepárate a disfrutarlas!!

 Leyenda Nachito el niño que temía a la oscuridad

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Se cuenta de un niño llamado Ignacio (Nachito), desde los inicios de su vida tuvo un miedo extremo hacia la oscuridad; era tal ese miedo que si no había luz en el lugar donde dormía, lloraba y gritaba. Así fue hasta la edad de cinco años cuando falleció, dado a que su niñera olvidó encender las cuatro luces (que se encontraban en las esquinas de su habitación).



Fue sepultado en el panteón de Belén; sin embargo las dificultades siguieron, ya que el velador cada mañana veía el féretro del niño fuera de su tumba, por lo que debía ser introducido de nuevo a su lugar cada mañana. También se cuenta que se veía su fantasma en la puerta del camposanto tratando de llegar a la luz de la calle.

Ante esto, sus padres decidieron modificar la tumba, haciendo un féretro de piedra que estuviera en el exterior con cuatro antorchas alrededor de él, allí fue puesto el cuerpo del niño y desde ese momento todo ha regresado a la normalidad. Hoy en día se le pueden dejar ofrendas como dulces o juguetes, tal vez para que el niño siga descansando con tranquilidad y pueda jugar cuando su espíritu salga de noche.

 

Leyenda El vampiro del panteón de Belén

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Según se cuenta, en fecha no precisada, la ciudad de Guadalajara se vio sacudida por una sucesión de muertes extrañas, al principio de animales callejeros, como perros o gatos, más tarde de vagabundos, hasta llegar a cualquier clase de persona, por lo que la ciudad se sumió en una ola de terror. Nadie quería abandonar su hogar después de la caída del sol.



El comercio se paralizó; las familias dejaron de visitarse, no era posible confiar en nadie. No obstante, más que el temor a un asesino que estuviese asolando las calles de Guadalajara, el rumor era que entre sus muros se había producido la llegada de un vampiro.
Hubo una reunión entre las autoridades de la ciudad y se convocó a cualquier experto, estudioso o caza recompensas que los librara de esa maldición. Se presentaron varios candidatos, pero la mayoría eran simples aficionados, estafadores o gentes sin experiencia en el mundo de lo esotérico. Finalmente, tras una larga espera, pudieron dar con la persona indicada.

El hombre en cuestión les indicó que para hacer salir a un vampiro de su escondite, hay dos opciones muy útiles: la primera es quemar el lugar en donde se supone que mora. Aunque la noche aún no haya caído, la amenaza del fuego lo despertará; se verá acorralado y no podrá escapar, acosado por un lado por los enfurecidos vecinos, y por otro por la luz solar. No obstante, existía en este caso un problema: nadie sabía dónde se guarecía el vampiro.
Surgió entonces la segunda vía: acosar al vampiro con el hambre. Pronto el pueblo fue un desierto: no hubo ni hombre ni mujer ni niño ni animal que aventurara por las calles, ni por la noche ni durante el día. Previo a ello, por supuesto, habían acopiado gran cantidad de provisiones para soportar la espera.

Cuando hubieron pasado unas dos semanas, al caer el sol, el cazador de vampiros avistó a un hombre alto, enjuto, moviéndose con lentitud por calles periféricas de Guadalajara. Él y un grupo de vecinos armados con estacas y cruces lo rodearon. El vampiro, desesperado por la falta de sangre, intentó atacarlos, pero la fuerza del número lo derrotó y pronto fue prisionero de la partida. Mientras decidían que hacer con él, el cazador de vampiros fue terminante: no se deja vivir al vampiro, hay que destruirlo o eventualmente se recuperará y matará a todo el pueblo. El vampiro fue muerto con una estaca en el corazón, decapitado y quemado. El caza recompensas recibió su cuantiosa paga y se marchó. Pero algo salió mal y arruinó el final feliz que la gente de Guadalajara esperaba.
En lugar de esparcir las cenizas del vampiro a los cuatro vientos, para que ni sus partículas más ínfimas no puedan reunirse nunca, los pobladores torpemente enterraron los últimos restos del vampiro en el cementerio de Guadalajara, a la sazón en un lugar llamado el Panteón de Belén. Fue allí que, con el paso de las décadas, la frágil vida del vampiro, al estar en contacto con la tierra, de a poco recobró algo de su fervor y se aferró desesperadamente a un árbol cuyas raíces comenzaron a asomar por debajo de la tumba. Afortunadamente alguien notó este negro milagro y se tomaron medidas: por miedo a que el vampiro pueda escapar, está prohibido abrir la tumba, pero toda raíz o tronco o tallo u hoja que asoman por entre la piedra es cortado y quemado. La tradición de impedir que el vampiro del Panteón de Belén regrese se transmite de generación en generación.

Mitos y Leyendas de Michoacán


En esta sección encontrarás una recopilación de mitos y leyendas que se originaron en la extensión territorial del estado de Michoacán. En este estado el desbordante imaginar popular ha permitido la creación relatos fantásticos que hoy día hacen parte de su rica tradición cultural y cuya difusión ha sido alimentada por la generosa candidez de su gente.



Este estado ha sido escenario de importantes acontecimientos de la historia de México y cuenta con una riqueza topográfica exuberante, lo cual da pie a que historias reales o fantasiosas tomen vida en sus pueblos.
Te invitamos para que te dejes cautivar por las leyendas que se originaron en Michoacán, así que prepárate a disfrutarlas!!


Leyendas El Cerro de Mariana

Esta leyenda se lleva a cabo en el Cerro de Mariana, que está ubicado al sur del estado de Michoacán entre los pequeños pueblos de Nocupétaro y Carácuaro. En el Valle de Nocupétaro habitó, hace mucho tiempo atrás, en alguna época muy lejana, el rey de los Chichimecas y Nahuatlacas, llamado Campincherán, quien vivía en una edificación gigantesca y rica ubicada en medio del valle. Este señor tenía un carácter de los mil demonios, además de unos celos exagerados por su única hija llamada Marili, de quien cuenta la historia era muy bella y que su hermosura se acentuaba por su preciosa y larga cabellera que le cubría hasta sus tobillos.


Un día el rey se encontraba próximo a asistir a una reunión con los mexicas y los señores aztecas, y tenía miedo de dejar sola a su hija mientras él estuviera ausente, pero tampoco podía llevarla consigo por miedo a que alguno de sus colegas pudiera enamorarla, lo cual sería su peor pesadilla debido a que no encontraba a nadie digno para su hija. Gracias a esto y no teniendo otra opción, fue en busca de su amigo el Satán (demonio menor), para que le ayudara como ya lo había hecho en otras ocasiones.

Leyenda del cerro de Mariana
Leyenda del cerro de Mariana
Satán no se pudo negar a la petición de cuidar y proteger a Marili mientras el rey asistía a la reunión con los mexicas y los aztecas. El rey se fue confiado y tranquilo dejando sus pertenencias en manos del diabólico espíritu, entre ellas su joven y hermosa hija, quien se comprometió a cuidar tanto a la princesa como las pertenencias del rey sin haber pedido permiso a sus superiores para hacerlo. Al retirarse el rey, la hermosa princesa pidió al demonio Satán que se casara con ella diciéndole: "Por los celos de mi padre nunca he conocido a ningún novio, ni siquiera un amigo. Ahora que él no se encuentra yo me siento enamoradísima y te ruego les pidas a tus superiores te dejen casar conmigo".

Al escuchar tal petición, el joven diablo corrió a poner piedras y lodo encima de las pertenencias que el rey le había encargado, con la finalidad de protegerlas, luego recostó a la princesa encima de aquella pequeña montaña y le pidió que no se fuera a mover de allí y esperara su regreso. Cuando el diablo llegó con su superior, lo único que recibió a cambio fue una paliza ya que jamás permitiría que un diablo tuviera un suegro tan celoso como lo era Campincherán, por lo que lo encerró y lo dejó bajo custodia para evitar que cometiera esa locura, razón por la cual nunca regresó al lado de su princesa.
Las piedras y el lodo que puso encima se convirtieron en lo que hoy es el Cerro de Mariana, quien sigue recostada esperando a su único amor para casarse, convertida en la verde naturaleza que muestra el cerro. En cuanto al padre, se cuenta que se volvió loco, convirtiéndose en un fuerte ventarrón que rodea el cerro en busca de su hija perdida.

Leyenda La princesa Purépecha

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La princesa más hermosa nacida en la región purépecha era hija de uno de los más poderosos caciques de esos señoríos. Descendiente de un rey sólo podía aspirar a enamorarse del hombre que guardara arrojo y valentía en su corazón.



Sólo halló estas cualidades en el jefe de un ejército enemigo sucumbiendo inevitablemente al sentimiento que doblega a las voluntades más fuertes. Siendo correspondida se hizo fuerte para defender esta relación ante todas las dificultades que le podía acarrear su inclinación.
El padre de ella al enterarse contuvo su ira y puso una condición al pretendiente para poder entregarla: “Pelear contra los caciques enemigos”. El guerrero enamorado hasta la locura aceptó el reto sin vacilar. Luchó contra los reinos vecinos siempre saliendo vencedor.

Cuando no quedó uno solo sin ser doblegado regresó para exigir la otra parte del trato la mano de la princesa. El padre dijo: Falta por vencer a un príncipe el más vigoroso Yo. ¡Si es una exigencia estoy dispuesto! contestó preparándose para la lucha.

La princesa plantada en medio de los dos para evitar el enfrentamiento pidió al amado que se fuera: “No quiero ser la causa de la muerte de ninguno de los dos. Si mi padre gana te pierdo para siempre. Si tú sales vencedor no podría casarme contigo”. El joven aceptó su voluntad y se fue ante la mirada irónica del rey que sin ningún golpe había salido vencedor.
No bien lo hizo la princesa se desvaneció sintiendo que su cuerpo ardía y una telaraña húmeda envolvía sus cabellos. Desesperada subió a un cerro a llorar. Su mirada se perdía a lo lejos con la esperanza de verlo de regreso. Él nunca lo hizo.
Gritó a los dioses: “Mi obediencia filial fue premiada con el engaño la mentira y la infelicidad no puedo amar a mi padre ni a mi pueblo el único al que amo partió obedeciendo mi mandato”. Sus lágrimas eran tan pesadas y candentes que hicieron un pozo que se fue desbordando al paso de los días ahogando a la princesa e inundando al pueblo que quedó cubierto por lo que ahora se llama lago de Zirahuén.
Cuentan que la enamorada aparece algunas veces en la superficie del lago en forma de sirena y ahoga hombres que confunde con su obediente amor mientras llora la ausencia de su amado.

Mitos y Leyendas de Guanajuato

En esta sección encontrarás una recopilación de mitos y leyendas que se originaron en la extensión territorial del estado de Guanajuato. En este estado el desbordante imaginar popular ha permitido la creación relatos fantásticos que hoy día hacen parte de su rica tradición cultural y cuya difusión ha sido alimentada por la generosa candidez de su gente.
Este estado ha sido escenario de importantes acontecimientos de la historia de México y cuenta con una riqueza topográfica exuberante, lo cual da pie a que historias reales o fantasiosas tomen vida en sus pueblos.
Te invitamos para que te dejes cautivar por las leyendas que se originaron en Guanajuato, así que prepárate a disfrutarlas!!

Leyenda del Callejón del Beso

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Todo viajero que viene a esta ciudad pregunta por el Callejón del Beso, lugar al que se atribuye varias leyendas.
La más sorprendente por su sabor trágico y romántico de auténtica leyenda, es la siguiente: Se cuenta que doña Carmen era hija única de un hombre intransigente y violento pero como suele suceder, siempre triunfa el amor por infortunado que éste sea.
Doña Carmen era cortejada por su galán, don Luis, en un templo cercano al hogar de la doncella, primero ofreciendo de su mano a la de ella el agua bendita. Al ser descubierta sobrevinieron el encierro, la amenaza de enviarla a un convento, y lo peor de todo, casarla en España con un viejo y rico noble, con lo que, además, acrecentaría el padre su mermada hacienda.
La bella y sumisa criatura y su dama de compañía, doña Brígida, llorando e implorando juntas. Así, antes de someterse al sacrificio, resolvieron que doña Brígida llevaría una misiva a don Luis con la infausta nueva.
Mil conjeturas se hizo el joven enamorado, pero de ella, hubo una que le pareció la más acertada.
Una ventana de la casa de doña Carmen daba hacia un angosto callejón, tan estrecho que era posible, asomado a la ventana, tocar con la mano la pared de enfrente.
Si lograban entrar a la casa frontera, podría hablar con su amada y, entre los dos, encontrar una solución a su problema.
Pregunto quién era el dueño de aquella casa y la adquirió a precio de oro
Hay que imaginar cuál fue la sorpresa de doña Carmen cuando, asomada a su balcón, se encontró a tan corta distancia con el hombre de sus sueños
Unos cuantos instantes habían transcurrido de aquel inenarrable coloquio amoroso, pues, cuando más abstraídos se hallaban los dos amantes, del fondo de la pieza se escucharon frases violentas. Era el padre de doña Carmen increpando a Brígida, quien se juzgaba a la misma vida por impedir que su amo entrara a la alcoba de su señora.
El padre arrojó a la protectora de doña Carmen, como era natural, y con una daga en la mano, de un solo golpe la clavo en el pecho de su hija.
Don Luis enmudeció de espanto la mano de doña Carmen seguía entre las suyas, pero cada vez más fría.
Ante lo inevitable, don Luis dejó un tierno beso sobre aquella mano tersa y pálida, ya sin vida. Por esto a este lugar, sin duda unos de los más típicos de nuestra ciudad, se llama el Callejón del Beso.

Leyenda de La Calle del Truco

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Según se dice, el nombre de esta calle viene de esa palabra que significa ardid o artimaña, trampa en el juego aun cuando también puede ser corrupción de la voz "trueque", que significa cambio o permuta.
La gente que vive por allí asegura que una sobra de varón, vestido a la usanza, con larga capa, sombrero de ancha ala calado hasta las cejas, de modo que sólo deja de ver dos chispas a manera ojos sobre el rostro pálido y desencajado, se desliza apresurado a lo largo de esta calle cuando el silencio y las sombras de la noche son completas.
Es la sombra de Don Ernesto, que sigiloso se detiene delante de una puerta.
Llama tres veces. Se oye un chirrido de ultratumba. Entra el caballero. Es la Casa de Juego, a la que sólo van los más ricos. Se juega en grande, Primero las bolsas repletas de oro, después las fincas, luego las haciendas. Es mal día para don Ernesto. Ha perdido tres o cuatro de sus mejores propiedades. Está nervioso como nunca. La Fortuna le ha dado las espaldas. Hace un recuento en la mente y advierte que lo ha perdido todo.
"No todo, amigo, aún queda algo de valor".
-"¡El diablo lo supiera! ¿Qué es?"
-" Y va en una jugada por cuanto habéis perdido, en el primer albur" – agrega la primera voz. Don Ernesto, fuera de sí exclama:
-"¿A qué os referís? ¡Decidlo de una vez!- y hace él ademán de incorporarse.
¡"Calma, calma!" –Agrega el contrincante.
"¡Que tenga vuestra madre!
- grita de nuevo el desafortunado caballero
Su adversario se inclina sobre la mesa para musitar unas palabras al oído de don Ernesto...
-"¡No por Dios! ¡Ella no! –Grita el perdidoso en el colmo de la exaltación.
-"Resolveos, así podréis recuperar vuestras riquezas"...
Transcurre unos instantes de lucha en el interior del sombró jugador, y al fin exclama
-"¡Sea pues! ¡A la carta mayor!"
Su amigo, parsimoniosamente, coloca sobre la mesa dos cartas; una sota de oros y un seis de espadas...
-"¡ A la sota !" – Grita don Ernesto temblando de emoción.
Se deslizan los naipes fatídicos... siete de bastos, tres de oros, caballo de copas y al fin aparece la carta maldita, el seis.
-"Perdéis nuevamente".
El caballero queda mudo, sin moverse, como desplomado sobre sí mismo.
Ha jugado a su bella esposa. Es hombre de palabra y tiene que cumplir.
Esa vez su adversario fue el propio diablo, por eso don Ernesto no vio una sola jugada...
Es la Calle del Truco.

Mitos y Leyendas de Aguascalientes

En esta sección encontrarás una recopilación de mitos y leyendas que se originaron en la extensión territorial del estado de Aguascalientes. En este estado el desbordante imaginar popular ha permitido la creación relatos fantásticos que hoy día hacen parte de su rica tradición cultural y cuya difusión ha sido alimentada por la generosa candidez de su gente.
Este estado ha sido escenario de importantes acontecimientos de la historia de México y cuenta con una riqueza topográfica exuberante, lo cual da pie a que historias reales o fantasiosas tomen vida en sus pueblos.
Te invitamos para que te dejes cautivar por las leyendas que se originaron en Aguascalientes, así que prepárate a disfrutarlas!!

Leyenda Raza de Gigantes

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Hace unos cientos de miles de años, por allá en los albores de la vida cuando la tierra apenas empezaba a enfriarse y las lluvias eran torrenciales, por la superficie de este mundo resonaban con firmeza las pisadas de gigantes que eran los amos y señores de todo lo creado, porque su inteligencia sobrepasaba el nivel de cualquier otra criatura del Reino Animal.
Su porte altivo; sus facciones tan finas y aristócratas, que ni la Grecia Antigua vio seres tan perfectos, y sus cuerpos atléticos y bien proporcionados no tenían par en el universo.
Construyeron enormes ciudades y sus palacios no han sido siquiera soñados por el hombre moderno porque combinaron lo bello con lo práctico y lo cómodo con lo seguro.
A la par que la tierra, que les daba abundantes cosechas, cultivaban las Bellas Artes, porque su civilización era muy avanzada. Tan maravilloso era su sistema de vida que muchos todavía no creen que hayan existido. ¡ Pero existieron! De eso no hay la menor duda y basta con mirar al Cerro del Muerto para comprobar que todo fue verdad.
La guerra y el odio estaban ausentes de sus almas. Nunca, como entonces, la paz fue tan fraternal y duradera sobre la tierra. Así vivieron incontables siglos: Amando todo cuanto les rodeaba. La naturaleza siempre pródiga, les daba todo. Pero ... ¡ ni si quiera en ese verdadero paraíso terrenal la dicha era eterna! Y así llegó el día en que todo tuvo que terminarse por un cataclismo geológico que la tierra a experimentado infinidad de veces: temblores la sacudieron en convulsiones de muerte; desgarrando a su paso ciudades enteras con sus habitantes.
Al fin, volvieron la paz y la estabilidad, pero el mundo de los gigantes estaba casi totalmente destruido y su población asustada de que volviera a suceder algo semejante.
De entre los sobrevivientes quedó una joven pareja: VERLÉ, el príncipe del país del norte y que su nombre significa CALIENTES PRIMAVERAS, y KIRLE la princesa de la ciudad del sur y que su nombre significa AGUAS CRISTALINAS.
Ellos fueron los elegidos para ir a hablar con Dios. Después de prepararse, llegaron a su presencia y el Señor les dijo:
- Aunque sé a qué han venido, quiero oírlo de sus labios;
- Nuestras ciudades han sido destruidas y somos muy pocos los sobrevivientes.
- Ustedes tendrán que emigrar a otras tierras ya que lo que sucedió ahora, puede volver a suceder;
- Pero ¡Amamos nuestra tierra! queremos seguir viviendo ahí
- De quedarse, perecerán todos por falta de condiciones adecuadas.
- Señor; no queremos en forma alguna rebelarnos, pero deseamos quedarnos ¿será posible?
- Sí, pero se quedarán para toda la eternidad.
... Al regresar a su tierra avisaron a los pocos que quedaban su decisión.
CALIENTES PRIMAVERAS se tendió en la tierra que tanto quería, con la cabeza hacia el Sur. AGUAS CRISTALINAS colocó su cabeza frente a la de su esposo e inclinó un poco el cuerpo hacia el Suroeste. A la distancia, el resto de aquella raza de gigantes tomó la posición que más les acomodaba, para esperar la eternidad.
Cuatro de los más valientes caballeros que se llamaban: GALFO: BUENA TIERRA; TALT: AGUA CLARA, KILSE: CIELO CLARO, y MÁCHI: GENTE BUENA; hincaron una rodilla en tierra e inclinaron sus cabezas a esperar el final.
En esos momentos, un largo eclipse empezó a obscurecer la tierra, y cuando siete horas después volvió a aparecer el sol, no se veía por ninguna parte un ser viviente; los gigantes eran ya enormes cerros, de entre los cuales destacaban las figuras de los príncipes, vistos desde las estribaciones de la sierra de Guajolotes, en el punto que queda precisamente arriba del poblado que hoy conocemos Pedregal Primero, sobre la carretera que conduce a Calvillo.
Desde la ciudad de Aguascalientes, solo se aprecia la figura yaciente de VERLÉ, al que actualmente, se le conoce por el Cerro del Picacho o Cerro del Muerto.
Destacan también los cuatro capitanes: que ahora conocemos: Al Sur el Cerro de Los Gallos que fuera conocido por AGUA CLARA; Al Norte el Cerro de San Juan, en el macizo montañoso de Tepezalá, conocido por CIELO CLARO; un kilómetro adelante, el Cerro de Altamira que un buen día llevará el nombre de BUENA GENTE, y más allá hacia el Poniente distinguimos a TIERRA BUENA que es ahora el Cerro del Laurel muy cerca del poblado de Calvillo.
Pero ésos gigantes no han muerto. Vigilan nuestras vidas y nos han heredado su espiritualidad, su amor a la familia, su amor por nuestra tierra.
Su influencia ha sido tan grande, que de los nombres de los príncipes entrelazados le dieron el nombre de "AGUASCALIENTES" a nuestra ciudad, y el de los 4 militares existen en el escudo de nuestro Estado. Mientras esos gigantes sigan ahí, nuestra Tierra Bendita, no perecerá Jamás.


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